jueves, 24 de febrero de 2011

Acerca de Sorry (Nota)




            Hay artistas que florecen pronto: Orson Welles alcanzó la cima de su éxito con “El Ciudadano” a los veinticinco años. Otros de crecimiento más paulatino: Cézanne encontró su manera de pintar recién a los cincuenta. Hay grupos de música que encuentran su camino más o menos de inmediato: Los Beatles. Otros que tardan décadas: Los Grateful Dead. Entre estas dos opciones, Sorry es una banda que ha tenido un arranque lento pero curiosamente sostenido, construido a tesón y barajando lo que Blaya define como el verdadero secreto de una banda “el difícil arte de combinar las personas”. Hoy, finalmente y porque tarde o temprano tenía que suceder, Sorry (como canta Lou Reed) está comenzando a ver la luz.

         Las canciones de Sorry —como las buenas películas o las buenas novelas— resuenan en la cabeza mucho tiempo después de ser escuchadas. No se parecen mucho a nada, y a la vez, se sienten como viejas conocidas. Melodías sencillas, austeras, a veces despojadas a lo mínimo, que iluminan rincones oscuros de la mente, esas habitaciones a las que pocas veces solemos entrar.

         ¿Cómo dice la canción de Johnny Cash? ¿“Soy un peregrino y un extraño”? Así también podría definirse a Blaya, el frontman, compositor y uno de los fundadores de la banda. Ahí está él, con la voz rasposa, reventada pero tierna de Nick Cave, con la impresión que da un Neil Young de estar de vuelta de todo, de haberse hecho amigo de la soledad y de la decepción porque al final del día ellas son sus más fieles compañeras y con el dolor que cala hasta llegar al hueso de Elliot Smith. Siempre junto a Pablo Fischerman, el otro padre fundador, que aporta con su guitarra la distancia elegante de un Roy Orbison y la distinción de un músico que hace que el resto de los mortales semejen una convención de granjeros. Ambos contagian a una banda que propaga su gracia sobre el escenario (cosa que se presiente, antes que nada, en el nombre Sorry, un nombre que oscila entre la absoluta ingenuidad y la pose espontáneamente pasada de moda) y que deja en claro que están acá simplemente para hacer buenas canciones.

         Como especies vegetales que han crecido en lugares aislados y que al verlas nos cuesta clasificar, los temas de Sorry son difíciles de catalogar, por momentos dulcísimos como “Sales” que evoca una infancia a punto de desaparecer en el instante mismo en que la ola golpea contra la arena; otras como “Alí” impregnadas de una tristeza mansa que mira al campeón del mundo caído sobre el ring y se pregunta por la grandeza de la vida y lo poco o nada que ésta vale; algunas tan privadas, tan inmensamente desgarradas, como la bellísima “Está todo bien” donde se tiene la sensación de estar espiando una conversación íntima que no nos corresponde pero que aún así no podemos dejar de escuchar; y otras, temazos, como “Los impulsos” que entregado finalmente a un destino que se avecina con la potencia de un camión en la ruta, dice así: “No dudes más, se te consumen los impulsos / Y así se quedan repartidos en el piso / No llores hoy y no obedezcas más discursos / No dicen nada las palabras / Que vuelan en redondo.”

         Creadas en una habitación con un cielorraso que se venía  —literalmente— abajo y una portastudio agónica que parecía dejar la vida a cada vuelta de cinta; grabadas con micrófonos de Karaoke; tocadas y escuchadas durante años entre un grupo reducido pero fiel de amigos y conocidos que sigue a la banda con la dedicación de un converso, ahora atrapadas en sus discos, las canciones de Sorry lucen más prolijas, limpias y depuradas que nunca pero conservan aún su espíritu camboyano, imposible de borrar.
          

—María Gainza / 22 de agosto, 2007

Sorry



Javier Blaya: voz
Pablo Fischerman: guitarra
María Mohorade: bajo
Sebastián Orgambide: bateria y percusión
Ana García Blaya: voz y coros

2 comentarios:

  1. Muy buena nota!!!!!! Hermosas y certeras descripciones, denotan un conocimiento profundo de la banda. ¿Dónde puedo leer algo más de la autora?

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  2. Gracias por tu comentario.
    María Gainza escribe en "Radar" Pagina 12
    Saludos

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